San Francisco

UN FIN DE SEMANA EN CALIFORNIA

En la famosa Lombard Street.



Este fin de semana viajamos a la ciudad californiana de San Francisco.
Siempre lindo ir a San Francisco, caminar sus calles, comer y tomar en los restaurantes y
bares o acceder a uno de las
tantas posibilidades de actividades que hay en la ciudad y sus alrededores. Pareciera que San Francisco tiene de todo un poco; por supuesto la arquitectura, los tranvías, los bares y restoranes, hay mucho verde, hay historia, tal vez uno de los puentes más
interesantes del mundo, los tranvías...

El motivo principal del viaje fue dar el examen de la Asociación americana de traductores o, en inglés, ATA. Que, de aprobarlo, me daría la reconocida certificación que a su vez, da la posibilidad de ser muy bien visto para recibir trabajos como traductor.
Ya lo había dado el año pasado en Albuquerque, estado de nuevo México. Lo di de nuevo, no porque me encanta el examen y darle plata a esta asociación, sino porque no lo aprobé. A diferencia del examen anterior, que fue un
domingo en un edificio calmo y tranquilo donde éramos apenas unos siete, esta vez era un edificio antiguo -que fue parte de una base del ejército- no muy agradable y con mucho ruido alrededor.

Como si todo lo anterior fuera poco, el viaje a California tuvo también sus pormenores. El avión, que supuestamente llegaba a San Francisco a las 8:30 de la noche, se atrasó y llegamos al hotel a las dos de la mañana. Dormí apenas unas cinco o seis horas y así me fui a dar el examen. ¿Qué más podía hacer?

Me pareció que esta vez era un poco más exigente que el del año pasado. Al comienzo del examen la falta de sueño se hizo sentir, el fastidio que aumentó con el barullo y sentí que traducir esas dos hojas se me hacía una tarea demasiado grande que requería de una concentración de la que no estaba seguro ser capaz. Sin embargo, a medida que me fui metiendo en profundidad dentro del texto, me fui concentrando y debo decir que el resultado no me pareció nada malo. Ahora tenemos que esperar mes y un medio o dos meses, según se explica en las instrucciones del examen de la ATA.
América, en San Francisco se hizo jipi (hippie). Se compró la ropa de paz y amor que ¡le quedó bárbara! Caminando por el Golden Gate se hizo la Marilyn, el viento se mete por debajo y levanta polleras. Los conductores, chochos y ella muerta de risa.

..............................................................................
La tarde y la noche del sábado fueron de lo más amenos, nos la pasamos caminando, andando en el famoso tranvía. Aunque cansados por la falta de sueño, no queríamos desaprovechar San Francisco.


El domingo, que también hizo mucho calor (cerca de 30), recorrimos un poco más. Tomamos cervecita y vinito italianos por el barrio "Little Italy" y también cruzamos caminando, ida y vuelta, el famoso puentote sobre la entrada a la bahía de San Francisco; el famoso "Golden Gate Bridge"


En el puente, el Golden Gate, cada cierta distancia hay asistencia psicológica disponible.
El letrero dice que ofrecen asistencia psicológica, que hay esperanza, haga la llamada. Y aclara que las consecuencias de saltar de este puente son fatales y trágicas.

Después de un buen tiempo

Debo manifestar mi descontento conmigo mismo.
Me gustaría escribir mucho más en este espacio. No solamente porque me gusta, también porque es una buena manera de mantenernos en comunicación. Yo escribo aquí sobre mi vida y el que quiera lo lee. El que no quiera, no.
Hay un blog que me gusta mucho y que leo cada tanto. Se trata de "Patagonia Living” y está escrito por una periodista canadiense casada con un argentino de Bariloche. Christie parece que pasa su vida, junto con Max, mitad en Canmore, un limpísimo pueblito en la provincia de Alberta, en las montañas rocallosas. La otra mitad en Bariloche y su zona de influencia. Las observaciones que ella hace de la vida en Argentina y de los argentinos, además de las descripciones de la Patagonia, son muy interesantes.
La nombro aquí porque me gustaría recomendarles que la lean. (Es en inglés)

Este fin de semana me toca intentar nuevamente con el examen de la ATA (American Translators Association), para ver si logro obtener el prestigioso certificado de traductor de esta sociedad americana de traductores.
ATA - American Translators Association
Para los que no tienen la noticia, ya hice una vez el intento el año pasado, en agosto, y no aprobé. Examen tiene su reputación de muy difícil y en los foros de traductores está lleno de historias sobre profesionales de la traducción con años de experiencia y una cantidad de clientes, que no lo pasaron. También he leído por ahí sobre quienes lo tuvieron que dar cuatro veces hasta que finalmente fueron aprobados. No faltan las historias conspirativas sobre cómo esta sociedad restringe y limita la cantidad de certificaciones como una manera de mantener su reputación y hasta hay quienes dicen que puede ser una táctica para mantener la competencia dentro de ciertos límites.

Mi preparación en las últimas semanas ha sido con abundante lectura, como se pueden imaginar. Parece que una de las razones principales por las que la gente reprueba está en los detalles de redacción, puntuación y, por supuesto, ortografía. Según explican en el sitio de la ATA, hay que prestar especial atención a la parte de las diferencias entre un idioma y otro en el sentido de que cada uno tiene no solamente sus propias reglas, también usos y estilos.
Tengo varios artículos impresos sobre ortografía y redacción, especialmente sobre los pormenores. Algunos de ellos todavía no los tengo resueltos. Por ejemplo, el uso de las comillas. Y muchos que sostienen que en español se deben usar las comillas españolas («») en contraposición de lo que aparece en la gran mayoría de los textos en español; lo que no hace mucho me enteré que son las comillas del inglés (“”)
Así que este viernes, después de mi largo día en el hospital, me voy hacia el aeropuerto para volar a mi destino del fin de semana, donde va a ser el examen. Tuve suerte, son solamente dos horas de vuelo y es un lindo lugar: San Francisco. América me acompaña, nos volvemos el domingo a la noche.
-------------------------------------------------------------------
Sano entretenimento
En los últimos meses he visto algunas películas que vale la pena comentar. Más que nada cuando pienso en mencionar películas que me gustaron, es para mí señora madre que siempre está atenta a las novedades cinematográficas, especialmente de este país donde vivo. También, le gusta el cotorreo cinematográfico.
La primera, que ya se bastante tiempo que quería mencionarte, má, es la última película de Woody Allen. Lamento mucho tener tan mala memoria para los nombres de las películas pero estoy seguro que para aquellos cinéfilos interesados en el trabajo de este neoyorquino, la información que aquí presento es suficiente. Me gustó el tema y también me gustaron mucho los personajes y como están presentados. Hay que estar acá y haber recorrido un poco el país para darse cuenta de esa gran diferencia -que podría muy fácilmente pasar desapercibida para el turista- entre el sur y el norte. Aún más, la diferencia entre la gente de esas ciudades con mucho habitante "intelectual” -como Nueva York, San Francisco o Boston, entre otras- y el resto.
Una película que vi hace poco y que también me gustó es "El gran Torino” con y de Clint Eastwood. El final es un poco exagerado al estilo Hollywood, me parece que si bien trata sobre la violencia urbana de la que pareciera no hablarse mucho, ese final lo veo como muy comercial.

Estabilidades
Ya estamos en septiembre, lo que significa que llevo unos siete meses como empleado del hospital. Por supuesto, no es lo mismo que antes cuando era contratista o, mejor dicho, subcontratista. Tiene sus ventajas y desventajas, pero me gusta el hecho de que no soy "tiempo completo", lo que me da cierta libertad. Lo mismo con el hecho de que tengo varias horas por semana de lo que se llama "telecommuting”, quiere decir que trabajo haciendo traducciones en casa.
Hoy es jueves y mañana, viernes, es el día que trabajo 10 horas y media en el hospital. Soy el intérprete regional en cirugía. Así se los llama a los intérpretes que tienen a su cargo alguna sección fija. Hay un intérprete en emergencias, hay dos chicas que se ocupan de las unidades de internación y otro que está cuatro días por semana en cirugía. Tiene los viernes libres y ahí es cuando yo entro en escena. Ahora, esto de decir que estoy en cirugía hace pensar a muchos que mi trabajo se desarrolla en un ambiente con luces poderosas, máquinas que hacen ¡píp! ¡píp! todo el tiempo y que estoy vestido con ropa de hospital, solamente se me ven los ojos por atrás de un plástico transparente. No, no es así. El intérprete se encarga de recibir a la familia (en lo posible, a veces que hay tanto trabajo que no se puede) y asistirlos durante el proceso de registro, la llegada a cirugía y toda la parte previa al procedimiento donde las enfermeras, anestesistas y cirujanos pasan por un cuarto a ver al paciente, dar instrucciones, explicar cómo va a ser todo y contestar preguntas. La mayoría de los pacientes hablan inglés, no necesitan intérprete. En la gran mayoría de los casos, nuestro trabajo se desarrolla durante la comunicación de los llamados "proveedores médicos" y la familia del paciente. Existen muchos pormenores y detalles pero, básicamente, de eso se trata.
Seattle, siempre llueve
Este verano tuvimos récord de temperatura. Parece que nunca se había registrado una marca infernal de 40°. Increíble. Yo, sino tenía que estar en el hospital con su agradable aire acondicionado, me movilizaba hacia la costa de alguno de los muchísimos lagos que hay en la región. Nota curiosa, la temperatura ambiente durante esa semana del miércoles de 40, estuvo más o menos siempre por arriba de los 30°, pero adentro del hospital estaba un poco fresco.
Con respecto a esto de la temperatura hay una curiosidad que descubrí no hace mucho. Muchos de los latinoamericanos que viven aquí no conocen casi nada el sistema de grados centígrados usados en todo el mundo menos en Estados Unidos. Hay una explicación de lo más clara para esto según me contaba una amiga venezolana. Mi hermano Seba, residente en la ciudad de Bangkok, alguna vez me hizo un comentario al respecto. En Argentina o en Chile las cosas son parecidas a este país en cuanto a la variación de temperaturas. En cambio, en los países tropicales y subtropicales la variación de temperatura casi no existe excepto cuando llueve. Es tal vez por esa razón que la gente no está atenta a la temperatura ambiente como estamos en el cono sur o acá, en este país. Por eso, los venezolanos, colombianos, mexicanos adoptan rápidamente el sistema Fahrenheit porque es cuando llegan a este país que empiezan a prestar atención al detalle de la temperatura ambiente.