La tarde esta lindísima, está tibiecito pero no hace mucho calor.
Cuando llego a casa me encuentro con una caja en la puerta. Inmediatamente me digo que “se deben haber confundido, debe ser para mi doctoral vecino del depto de abajo”. Pero no. Tiene mi nombre. Y tiene el nombre del remitente: Sebastián Wasserzug.
Una vez que desensillé, me instalo con bebida reconfortante y elemento cortante en mi adorable balconada.
Inmediatamente recuerdo mi frase en el blog sobre descorchar un champagne. Este no será del 48 pero ¡es “vintage”, es francés de verdad y es Don Pèrignon!
Seba duerme ahora mismo, pero no me puedo contener…
¡GRACIAS, SEBA!
Estamos en conversaciones acerca de cuándo y donde será consumido el burbujeante elixir que incluirá un “por Seba” con la mano y la copa en alto.
Ya que estamos en tema, mi hermanito chiquito y menor
no viene de visita
y yo no sé que hacer con todos estos planes que tenía listos para su llegada y estadía.
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Me gustaría también mencionar a Hugo.
A Hugo lo conozco de hace mucho, de cuando los dos vivíamos en Bariloche. Se da la casualidad que hoy vive en Redmond, a 20 minutos por autopista (dentro de poco cobrarán peaje) de Seattle, el mismo lugar donde vive América.
El complejo donde este argento habita tiene una cabaña, con instalaciones para eventos sobre el lago. Si, sobre el mismo Lago Sammamish según pueden apreciar en la foto a continuación.
Huguito ha sugerido este lugar para un festejo que preliminarmente ha sido propuesto para principios del próximo mes de septiembre. La idea goza no solo de beneplácito generalizado, sino también de consenso y despierta sentimientos de algarabía que sin duda irán creciendo.
¡GRACIAS, Ing ROSSI!
Desde el hospital Seattle Children’s, un sábado a la tarde (sí, hoy trabajo)
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